Ramos Padilla: «Queda una sensación de impunidad por Clara Anahí y Julio López»

Ramos Padilla: «Queda una sensación de impunidad por Clara Anahí y Julio López»

El juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, quien fue abogado de la Abuela de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobick de Mariani y la representó en los juicios de lesa humanidad, aseguró que el multicondenado genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz participó en el operativo donde se apropiaron de Clara Anahí e incluso «recibió una felicitación» por el asesinato de la madre de Clara Anahí y otros militantes.

«Con la muerte de Etchecolatz queda en el aire una sensación de impunidad por Clara Anahí Mariani, porque no sabemos dónde está y porque tampoco sabemos dónde está Jorge Julio López», expresó a Télam Ramos Padilla.

El magistrado recordó que el genocida fue «el primer beneficiado por la ley de Obediencia Debida, se jactaba de los delitos que había cometido y se paseaba por programa televisivos como el de Mariano Grondona dando detalles de los secuestros de Alfredo Bravo y Lidia Papaleo, con total impunidad».

«Etchecolatz fue juzgado, pero queda la desazón que los juicios alcanzaron a figuras emblemáticas pero no a quienes ellos respondían: civiles, empresarios, aplaudidores, los que se quedaron con Papel Prensa, por ejemplo. Y esos a mi me dan el mismo asco que Miguel Etchecolatz», reflexionó el juez federal.

Y recordó que en los juicios el represor siempre decía «´yo cumplí órdenes´ y se sentía el tipo más obediente. Y no es casual que luego de dejar su cargo fuera a trabajar a la empresa Bunge y Born».

Ramos Padilla fue durante años querellante en los juicios de lesa humanidad representando a «Chicha», que hasta su muerte en agosto de 2018 buscó a su nieta Clara Anahí, apropiada a los 3 meses de vida, en un operativo de fuerzas conjuntas realizada el 24 de noviembre de 1976 en La Plata.

«En la casa de la calle 30 de La Plata, donde vivían Diana Teruggi y Daniel Mariani y su hija, unos jóvenes militantes publicaban la revista Evita Montonera y en ella denunciaban los vuelos de la muerte. Los primeros que denunciaron esos vuelos fueron los periodistas de Evita Montonera», recordó el juez.

Ese hecho motivó que ese día «se produjera una masacre, durante 4 horas, más de 200 efectivos efectuaron disparos contra la casa y en ese operativo estaba Etchecolatz, que fue condenado por los crímenes de Diana Teruggi y esos militantes y la apropiación de Clara Anahí, e incluso recibió una felicitación especial por ese procedimiento».

Diana fue acribillada por la espalda y cayó cubriendo con su cuerpo a su pequeña hija, a quien había escondido en la bañera.

La beba fue retirada por un policía, quien se la entregó personalmente a Miguel Etchecolatz, presente en el lugar, según relataron los testigos.

«Chicha desde el primer momento y hasta su último aliento buscó a Clara Anahí. Tuvimos varias noticias, hubo gestiones para ´venderle´ a Clara Anahí, se llegó hasta planear irse del país junto a Clara Anahi cuando se la entregaran, pero le decían que era difícil (la restitución) porque la beba estaba ‘en manos importantes´», recordó.

Ramos Padilla fue rotundo al afirmar que el genocida «fue el responsable de la desaparición de Clara Anahí».

«Chicha en una de sus últimas frases antes de morir seguía diciendo que no podía morirse sin seguir buscando a Clara Anahí. Y es una búsqueda que mantenemos», precisó.

La casa de la calle 30, en la que vivían Diana Teruggi y su esposo Daniel Mariani con la beba, conserva cientos de orificios de balas que impactaron durante el ataque represivo y un enorme boquete provocado por un proyectil de tanqueta que atravesó la pared externa y otra interior y actualmente es Sitio de Memoria.