El mini-plan económico de 120 días para ganar las elecciones

El mini-plan económico de 120 días para ganar las elecciones

Camino a las elecciones, el levantamiento de las restricciones y el avance hacia una apertura gradual de actividades, es el principal objetivo del Gobierno. El oficialismo buscará recuperar la economía para mejorar el humor social y llegar mejor a las legislativas.

Hasta el momento el porcentaje de vacunados con dosis llega al 5%, a esto se suma que la variante Delta haría estragos no solo en los contagios sino también en la cantidad de internaciones y fallecimientos. Por otra parte, el aumento de la cantidad de vuelos significa que más argentinos podrán viajar al exterior, pero sin una contrapartida de más ingreso de turistas extranjeros al país, porque continúa prohibido.

Con todos estos problemas hay un “miniplan” económico cuya fecha de finalización es el 14 de noviembre. En estos más de cuatro meses se apuntará a revertir el malhumor social.

Dentro del “miniplan”, aparece la receta más notoria y es la recuperación del consumo interno, que representa más del 65% del PBI.

La presión oficial apunta a la reapertura de paritarias para que los salarios le ganen a la inflación en los próximos meses. Uno de los principales problemas a la hora de las compras tiene que ver no sólo con la caída del poder adquisitivo, sino con la escasez de crédito. 

Otra de las patas de este objetivo es la estabilidad del tipo de cambio. El dólar a $ 170 despertó alerta y el Gobierno salió a reaccionar para frenar la escalada.

Si bien en la primera parte del año fue posible armar un “colchón” con los dólares que ingresaron del campo, tampoco hay mucho para tirar de la cuerda. En esta segunda parte del año baja sensiblemente la liquidación de divisas por parte de las cerealeras y al mismo tiempo habrá mayor presión dolarizadora. Esto exigirá salir a frenar las presiones tanto con la venta de bonos dolarizados (para deprimir las paridades y bajar el “contado con liquidación”) como con reservas.

Con todo esto, será de vital importancia las negociaciones que lleve adelante el ministro de Economía, Martín Guzmán, para llegar a un acuerdo con el FMI, que establezca un sendero serio y un plan económico más allá de las urgencias electorales. Ese compromiso con el Fondo no solo debería contemplar una refinanciación de la deuda a diez años, algo imprescindible.

El arreglo con el FMI también deberá tener metas claras para llegar al equilibrio fiscal, fortalecer el nivel de reservas y recuperar la economía en forma sostenida. También seguramente incluirá un sendero de adecuación tarifaria y baja gradual de subsidios. Será la oportunidad para encauzar expectativas y frenar el fuerte pesimismo de los mercados respecto al rumbo de la Argentina.

Si un acuerdo con el Fondo no es lo suficientemente convincente para recuperar ciertos niveles de confianza, el 2022 podría presentarse muy complicado para la economía y para la estabilidad financiera y cambiaria. Más allá del resultado electoral, existen ciertos caminos que la Argentina deberá atravesar independientemente de quién gobierna. De lo contrario, seguirán sucediéndose las crisis. Y en el medio un deterioro del que resulta cada vez más difícil salir.